¡Siempre experimente! Busque técnicas y formas propias de desarrollar mis trabajos, por eso el aprendizaje de una técnica siempre fue de la mano con el desarrollo de un estilo propio, nunca nadie me vendió sus trucos. Últimamente había estado trabajando con acrílico usándolo bastante licuado, es una alternativa a la acuarela. Pero yo lo usaba en colores crudos la mayoría de las veces combinado con el alto contraste de la tinta china del comic. No lo he dicho, siempre hay un buen momento para confesiones, pero la lentitud del oleo me aburre un poco aunque sos resultados al final siempre me complacen.
En mi experiencia como artista siempre abracé, defendí y promoví los postulados del impresionismo, vanguardia poco estimada en un mundo dominado por las corrientes antifigurativas, anti realistas.
He amado y siempre amaré las grandiosas teorías del estudio de la luz, el célebre y sublime enunciado: “el color es luz”; pero por desgracia, mis manos siempre han sido lentas en el oleo. Y el impresionismo es capturar la impresión, atrapar en un lienzo la fugacidad del instante, simple sencillo, y hacerlo eterno. Encontrar ese vínculo estrecho entre el motivo de la obra, tan momentáneo, y el sentimiento del artista, sus ideas y su vida, y para eso es necesaria una mano veloz. Y aunque inquirí muchos métodos no había encontrado dentro de la pintura alguno que me proporcionara esa velocidad. Por eso el dibujo, que es la ciencia que domino con más experiencia que la pintura, era mi único escape. Sin embargo, como sucede con aquellas herramientas que uno tiene siempre en el fondo del baul y las ve siempre llenarse de polvo pero jamás usa, así estaba la técnica de la acuarela. Tome su método pero lo aplique al acrílico que era el material que tenía en mi estudio en ese mismo instante que se me ocurrió probarla. El resultado fue… ¡glorioso!… sí, esa es la palabra. Luz hecha color, plenairisme en el papel (aunque confieso que trabajo en estudio mayormente pero tengo una gran capacidad de retener en mi memoria formas, tonos, y matices naturales). Un precioso mediodía en un jardín lleno de flores, arboles, una torre de una casona de fondo, y una fuente sin agua en primer plano. Inspiración: ¡Vivaldi! Que mejor que aprender de los maestros. El creo su primavera musical, yo compongo con el trazo de mi pincel la primavera visual, un estallido de luz y color que empieza suavemente y termina en vigoroso esplendor. Será este el primer movimiento. Y solo tarde algunas horas repartidas en dos días en componerlo, mañana daré los ajustes finales. Encontré la velocidad, y más aun, el color que el impresionismo tanto persigue. Estas serán buenas obras, y con el tiempo espero que sean grandes obras.
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